Leemos en los últimos días noticias sobre dos grandes jugadores, José Manuel Calderón y Shaquille O´neal, que, por razones diametralmente opuestas, se han convertido en protagonistas de la actualidad con un mismo apartado del juego en común: el tiro libre.
Por un lado, la racha de tiros libres anotados de forma consecutiva por Calderón asciende ya hasta los 69 lanzamientos sin fallo. En la presente temporada, son 66 los lanzamientos ya convertidos, a los que hay que añadir los últimos 3 que anotó al término de la ‘regular season’ de la campaña anterior. Ya que la NBA no contabiliza los tiros libres anotados en playoff, los 5 de 5 intentos que Calderón anotó en la breve incursión de los Raptors en la lucha por el título en la temporada 2007/08 quedan excluidos de su carrera por el récord. Así, rozando la marca de 74 tiros libres que firmó Steve Nash temporadas atrás, Calderón se ha mostrado infalible en un aspecto del juego en el que hace pocos años firmaba resultados simplemente correctos.
Examinemos ahora el caso de O´neal, sin duda el jugador más determinante de la NBA a lo largo de muchas temporadas. El caso del pívot de los Suns es noticia porque está a un paso de convertirse en el segundo jugador de la historia de la NBA en alcanzar los 5000 fallos desde la línea, sólo superado por Wilt Chamberlain, que dejó el listón muy alto (o bajo) con 5,085 lanzamientos errados. Dudoso honor para dos de los jugadores más arrolladores de la historia del baloncesto. Es cierto que las comparaciones son odiosas, pero, ahora, con Shaquille, éstas adquieren un innegable tinte tragicómico, tal y como reflejaba hace poco más de una semana el periodista Kerry Freyne desde Boston en un artículo publicado por el diario ‘Marca’. Y es que si Larry Bird regresara a las canchas, podría fallar sus primeros 3000 tiros libres y tener mejor porcentaje que ‘Shaq’… Pero aún hay más, Steve Nash, su compañero de equipo, necesitaría 200 años y 17000 partidos para llegar a los 5000 fallos siempre que mantuviese la legendaria efectividad de la que ha hecho gala estos años.
Lo cierto es que Calderón y O’neal son jugadores totalmente distintos en casi todas las facetas del juego (aunque alguna vez hayamos visto a O´neal subir el balón o incluso irse de su defensor con un auténtico ‘crossover’ de ‘jugón’); como también es cierto que el hecho de que ambos coincidan en los diarios por este motivo no deja de ser una mera anécdota. Sin embargo, es una información que también resulta útil para apreciar el impacto psicológico que provoca lanzar un tiro libre en algunos jugadores de baloncesto.
Hablando de este tema con José Manuel Beirán, excelso tirador como jugador en activo, y que en la actualidad ejerce como psicólogo asesorando a deportistas de múltiples disciplinas, me explicaba que la mayoría de jugadores son capaces de mejorar ostensiblemente su tiro combinando un entrenamiento técnico con unas pautas bastante simples a nivel mental. El que fuera medallista en Los Ángeles en 1984 también me contaba que, indudablemente, algunos jugadores nacen con un talento especial para tirar a canasta, pero que, no obstante, casi cualquiera puede mejorar sustancialmente su porcentaje aplicando ciertas correcciones a su mecánica de tiro y creándose una rutina previa al lanzamiento. A pesar de todo, el ex jugador del Real Madrid también me confesaba haberse encontrado con algún caso verdaderamente difícil, en el que la mejora era casi inexistente después de muchas horas de trabajo.
No es el caso de ‘Calde’, del que sabemos que, en los últimos años, ha trabajado concienzudamente, ayudado por su padre, para corregir su mecánica y no abrir tanto el codo del brazo derecho al armar el tiro, no sólo desde la línea de 4,60 sino en líneas generales, algo que, a pesar de no llamar demasiado la atención, se nota al verle tirar con un estilo más depurado. Las estadísticas están ahí y no mienten. Ha mejorado en prácticamente todos los apartados del tiro, sólo basta con mirar a su porcentaje de tiros libres y de tres puntos en sus cuatro campañas en la NBA para apreciar una clara mejoría año a año.
Y en cuanto a ‘Shaq’, desconozco el tiempo que habrá invertido en mejorar su tiro, aunque supongo que a un jugador que va tantas veces a la línea le interesa más que a ninguno elevar su porcentaje. Quizá sus enormes manos sean un lastre demasiado pesado para él, (¿han probado a tirar con un balón de balonmano a canasta?, la precisión a la hora de anotar se resiente sensiblemente cuánto más pequeño es el balón), quizá no haya podido corregir su mecánica de tiro a tiempo, o quizá, sencillamente, sea un caso perdido que ya se ha dejado por imposible.
En cualquier caso, y a pesar de ser noticia por obtener resultados antagónicos sobre un mismo aspecto del juego, ‘Shaq’ y ‘Calde’ son dos extraordinarios jugadores que siguen haciendo las delicias de los aficionados noche tras noche en la NBA.
lunes, 29 de diciembre de 2008
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